miércoles, 25 de abril de 2012

Punta Raza

Conservo el más grato de los recuerdos de mi estancia en Punta Raza. Oculta trás el humilde poblado  del Monteón, espera un paisaje paradisiaco que conquistará a aquellos con la fortuna de encontrarle y visitarle.

Un Rincón del Cielo es el único hotel y restaurante del lugar, aunque esos términos no son justos para describirle. Juan y María, los encargados, son una pareja que lleva ahí viviendo con sus hijos una buena cantidad de años, practicando una existencia sustentable, pues el lugar no cuenta con electricidad, y respeta en todo lo posible el entorno.

Es necesario recorrer una brecha de 5 km para llegar. El camino es escarpado y rodeado de abundante vegetación, lo que le brinda un aire místico. Al parecer  también es posible acceder a pie, si se cuenta con la condición física apropiada.

La primera visión revela el atractivo del lugar. No hay nada ahí. Y no hace falta.

Al bajar a la playa se revela un mar de color azul intenso, un cielo decorado con cúmulus y cirrus y una áurea arena que sólo guarda tus huellas.

Otro de los puntos a favor es la cocina de Un Rincón. No existe un menú fijo, se preparan todos los días pescado y marisco fresco. Para desayunar ofrecen fruta, huevos al gusto y quesadillas. No se trata de platillos caseros, las preparaciones de María se caracterizan por su refinación y búsqueda. 

Antes de empezar nos ofrecieron un pequeño plato de marlín en escabeche y tostaditas de maíz con ajonjolí. Como entrada una ensalada de lechuga, jitomate, pepino, jícama y queso panela, coronada con brotes de alfalfa y semillas de ajonjolí.  El plato fuerte fueron unos camarones acompañados de vegetales con salsa de anguila. La bebida fue agua fresca de jamaica sin endulzar.  Todo estuvo delicioso. Me llenó de asombro disfrutar tanto los vegetales que nos ofrecieron, pues nunca son mis favoritos. Además de los pequeños detalles como la presentación y la inmejorable vista, lo que la convirtió en una exquisita ocasión.

Han pasado dos años desde nuestra visita, para celebrar el cumpleaños de Jennifer. Desde entonces permanece latente el riesgo de la desaparición de este Punta Raza, sacrificado en aras de saciar el apetito desenfrenado de la Riviera Nayarit. Triste.




Welcome to Paradise








Para empezar


La mejor ensalada del mundo



Deliciosos vegetales



Saludable desayuno




Chillin'


Real Love